Por: Carlos Bustamante Salvador
Realmente preocupante es la situación de la educación media en el país, los bachilleres que egresan de los diferentes centros educativos, miran con asombro que sus conocimientos no están lo suficientemente consolidados para continuar con sus estudios superiores. El Ministerio de Educación concede permisos a escuelas y colegios sin previa investigación, no es raro que en una casa de tres pisos funcione un centro educativo privado, donde los estudiantes se hallan en niveles infrahumanos de hacinamiento en condiciones antipedagógicas y cancelando pensiones onerosas.
La expansión a razón de dos universidades por año que ofertan un total de 3309 títulos académicos de los cuales 2000 corresponden al tercer nivel y aproximadamente 950 a cuarto nivel, con un nivel de precarización docente y baja calidad académica, con costos altísimos semestralmente, no garantizan profesionales formados críticamente con niveles científicos, tecnológicos y culturales de excelencia.
El deterioro de las universidades públicas fue el camino idóneo para la mercantilización de la educación superior, proliferando centros universitarios que con ofertas académicas caóticas, desreguladas no cumplen con las necesidades básicas para el desarrollo socioeconómico nacional y personal.
¿Quién controla los cobros de costos altísimos de la educación superior, en un país donde la precarización económica es de todos?, ¿La ley de educación superior debe normar la política económica, de excelencia y no discriminar el acceso de quienes aspiran educarse en cualquier universidad?
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