jueves, 6 de noviembre de 2008

REINGENIERIA POLICIAL

Por Carlos Bustamante Salvador

Ecuador necesita un nuevo esquema de Policía que subsane el actual que presenta una serie de falencias tales como la indefinición de la línea de mando, ambigüedad en las misiones, control civil precario y mecanismos de rendición de cuentas poco efectivos

La nueva forma de concebir la producción de seguridad deriva de la evolución de la delincuencia y de los comportamientos antisociales estrechamente ligados a un proceso de urbanización del mundo. En efecto hasta los años sesenta, la delincuencia en general había decrecido en forma lenta y el sistema de justicia criminal se mostraba generalmente capaz de resolver los problemas de inseguridad. A partir de este periodo, la sociedad de consumo y posteriormente la sociedad de exclusión tiende a generar un crecimiento de la delincuencia, particularmente urbana, frente al cual la respuesta tradicional es insuficiente.

Prácticamente todas las formas de delincuencia aumentan (delincuencia común, delitos de cuello blanco y corrupción, crimen organizado, etc.) y nuevas formas de violencia emergen (secuestros, pandillas, cybercrimen, comportamientos incívicos etc.) y violencias latentes son reconocidas y asumidas como la violencia intrafamiliar y la violencia escolar, la edad de entrada en la criminalidad disminuye y la delincuencia juvenil asume formas más violentas.

La Policía Nacional, cuenta actualmente con más de 38 servicios para la comunidad con un personal de aproximadamente 43.000 hombres, distrayendo sus funciones específicas que deben estar enfocadas a responsabilidades en áreas tales como la inteligencia, la lucha contra el secuestro y la extorsión, el terrorismo, el narcotráfico, la vigilancia del tránsito, policía judicial y migración. Así todo el elemento administrativo burocrático deberá pasar directamente a operativo, cubriendo estas funciones personal civil realmente necesario.

La aplicación adecuada de estas estrategias de seguridad, permitirá la consolidación a nivel profesional y el fortalecimiento de la institución proyectando una imagen positiva en el momento que se brinde un servicio eficiente, enmarcado en un trato humano, responsable y justo, conforme a lo que está establecido en la Constitución y las Leyes Policiales.

No solamente la seguridad ciudadana implica la participación de la comunidad sino que apunta también a la calidad de vida de los habitantes de una ciudad, a través de estrategias nacionales, regionales y locales de desarrollo sostenible.

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